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Un juez pregunta si Alexa fue testigo de un doble asesinato

Christine Sullivan fue apuñalada hasta provocarle la muerte el pasado 27 de enero de 2017, en la cocina de su casa en New Hampshire donde vivía con su novio. Su amiga, Jenna Pellegrini, también fue asesinada ese día en una habitación de la misma casa.

Puede que exista un testigo que escuchó el asesinato de Sullivan, dado que el altavoz inteligente de Amazon, Echo, que incluye el asistente por voz Alexa se encontraba en la cocina.

Un juez de New Hampshire dice que Amazon debe permitir saber lo que el dispositivo escuchó. La semana pasada, el magistrado ordenó a Amazon que suministrara cualquier grabación que ese dispositivo, Echo, pudiera haber grabado entre el día de la muerte y dos posteriores, cuando la policía encontró los dos cuerpos debajo de una lona debajo del porche. Las armas del delito, tres cuchillos de grandes dimensiones, aparecieron envueltos en una camisa de franela enterrados debajo de los cuerpos.

Según los documentos del juzgado a los que tuvo acceso el Washington Post:

El tribunal dictamina que existe una causa probable para creer que el/los servidor/es y/o los archivos gestionados para o por Amazon.com contienen grabaciones realizadas por el altavoz inteligente Echo durante el periodo del 27 al 29 de enero de 2017… y que esa información contiene pruebas de los crímenes cometidos contra Ms. Sullivan, incluyendo el ataque y el posible traslado del cuerpo desde la cocina.

Un hombre de 36 años de New Hampshire, Timothy Verrill, ha sido acusado de dos asesinatos en primer grado por las fatales cuchilladas y se supone que su juicio tendrá lugar en mayo. La fiscalía alega que Verrill mató a las dos mujeres cuando sospechó que una de ellas estaba informando a la policía de una operación de drogas. Verrill se ha declarado no culpable.

Esta es por lo menos la segunda vez que un tribunal solicita las grabaciones de Alexa de manera que este asistente digital pueda testificar como un testigo en un juicio por asesinato. La primera vez fue en noviembre de 2015, cuando James Andrew Bates se declaró no culpable del homicidio de Victor Parris Collins, cuyo cuerpo se encontró en un jacuzzi.

Amazon se negó a dar las grabaciones registradas por su altavoz inteligente  a Bates, alegando que tanto las peticiones de sus usuarios como las respuestas de Alexa están protegidas por la primera enmienda, por lo que las fuerzas del orden deben presentar pruebas más contundentes para poder entregar las grabaciones.

El tira y afloja se volvió irrelevante cuando Bates aceptó dar las grabaciones de Alexa, que resultaron ser una prueba no concluyente para el caso, por lo que se retiraron los cargos contra Bates en noviembre de 2017.

Amazon declaró a The Post, que la postura de la empresa no había cambiado desde el caso de Bates: priorizan la privacidad de los consumidores y no darán información a no ser con un mandato legal propiamente redactado.

Incluso si Amazon da las grabaciones de este caso, no hay garantías de que Alexa escuchara algo que pueda ser utilizado para probar que es culpable o inocente ya que se necesitan palabras clave como “Alexa” o “Echo” para que el dispositivo comience a grabar.

 

 

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