Desmantelada una de la principales bandas de “cartas nigerianas” en España
La investigación comenzó a través de una denuncia remitida por la Europol. Un ciudadano alemán denunciaba que un individuo se había hecho pasar por un militar norteamericano y le había convencido de realizar una serie de pagos relativos a tasas e impuestos del Estado Español para ayudar a dicho militar a sacar de Afganistán una gran cantidad de dinero que tenía acumulada y que quería cambiar a euros.
Ingeniería social y personalización
Esta organización criminal era la más activa y con mejor infraestructura detectada en nuestro país para este tipo de delito. Su modus operandi era más elaborado que el habitual de enviar millones de correos con un mensaje estándar en el que se ofrece un negocio muy lucrativo.
En esta ocasión, los investigados conseguían datos de las posibles víctimas comprando listados en foros clandestinos y a través de ingeniería social, buscando en redes sociales de Internet patrones o características comunes.
Una vez detectaban una posible víctima modificaban su discurso en base a los datos encontrados en redes sociales. En cuanto respondían a los mensajes solicitaban diversos pagos por tasas aduaneras, pago de minutas de abogados y notarios o impuestos. Cuando ya tenían a la víctima enganchada por haber realizado varios de estos abonos, le proponían viajar a España para ver su dinero en persona. De este modo, reforzaban el convencimiento de su participación en un negocio rentable por el que merecía la pena pagar las importantes cantidades en concepto de adelanto, que estaban pagando.
Uno de los perjudicados es un ejecutivo estadounidense que invirtió 1.700.000 dólares para ayudar a la hija de un supuesto militar vietnamita, poseedor de una enorme fortuna, pero que se encuentra en la cárcel. En este caso, lo que comenzó con la petición de dinero para resolver unos sencillos trámites para sacarle de prisión a cambio de la mitad de su fortuna, se fue complicando con problemas que requerían nuevas aportaciones de la víctima.
Este tipo de casos pone de relieve la importancia de mantener nuestra privacidad a salvo y de asegurarnos de no publicar datos importantes sobre nuestras vidas en las redes sociales. Los ciberdelincuentes utilizan toda la información disponible para poder realizar sus fechorías de las que nadie está a salvo.
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