¿Es más necesario que nunca proteger nuestra privacidad?

Hay una nueva generación que vive online, comparte todas sus actividades en las redes sociales y nos informan de con quién están. Toda esta información va a conllevar un gran impacto en nuestras normas sociales, y puede que lo que hoy consideremos embarazoso o de mala educación, no lo sea mañana.

Hay quien opina que nos debemos subir a la marea de cambios y olvidarnos de nuestra privacidad, pero también hay quien opina todo lo contrario: preocuparnos de lo que compartimos es un signo de respeto y modernidad

¿Quién paga el precio del cambio?

Existen costes inmediatos en el cambio que debemos considerar.

Cambios radicales en las normas sociales no ocurren de la noche a la mañana, y cualquiera que esté por delante de la norma se expone al peligro de ser malinterpretado, y en este contexto de revolución social, los que están más indefensos son los menores.

Los adultos podemos escoger unas configuraciones y prácticas de privacidad más o menos adecuadas, pero tenemos el deber legal y moral de proteger a nuestros hijos de que se hagan daño a sí mismos.

Tenemos que encontrar el medio de que nuestros niños se beneficien de los cambios en nuestra sociedad en vez de que se encuentren en peligro.

Su generación puede que crezca en un mundo donde pocas cosas se consideren embarazosas, pero a día de hoy, hay que protegerlos ya que el cyber-bullyng existe y se está extendiendo.

Así que, sea lo que sea lo que nos depara el futuro, tenemos el deber hoy de practicar con el ejemplo y liderar los cambios.

¿Será el futuro más liberal?

Puede que sí y puede que no.

Es fácil decir que en vista a los cambios en la sociedad occidental acaecidos en el último siglo en relación al sexo, raza, estructura social, etc. caminamos hacia una nueva era liberal.

Sin embargo, las sociedades no se mueven inexorablemente en una dirección. ¿Quién hubiera vaticinado en los alegres 20 la llegada de los fascismos una década más tarde? Y obviamente aunque los datos cruzan las fronteras, las actitudes no: no es lo mismo San Francisco que Uganda.

En último caso, aunque el desarrollo tecnológico nos convierta en personas más tolerantes y abiertas, no es el único factor que influye en cómo se desarrolla nuestra cultura.

Las predicciones del futuro están, dada su naturaleza, condenadas a ser erróneas. Mejor esperar que llegue lo mejor, pero planificar pensando en lo peor.

Compartido una vez, compartido para siempre

Puede que la mayor diferencia entre hoy y el pasado no es cuan liberales somos si no lo permanentes que son nuestras decisiones.

Podemos ofrecer distintas configuraciones de privacidad a un usuario de una página web, pero una vez que comparten algo, puede llegar a ser imposible borrarlo.

Para complicar las cosas, cada vez es más difícil averiguar qué datos se almacenan y que datos son importantes. Datos que individualmente son inocuos pueden ser enormemente poderosos cuando se combinan con otros. Esa es la esencia del Big Data.

¿Qué tipo de combinaciones harán esos datos importantes la próxima semana? ¿Y el próximo año? ¿Y la próxima década? No hay manera de saberlo, por lo que no podemos intuir las consecuencias que tendrá en un futuro las decisiones que tomemos hoy sobre nuestra privacidad.

Tenemos que recorrer un largo camino antes de que entendamos la importancia de nuestros datos y como estos pueden ser utilizados. Hasta entonces mejor es mantenerlos a salvo de miradas indiscretas y proteger más si cabe nuestra privacidad.

 

Para manteneros al día de las últimas amenazas haceros fans de nuestra página de Facebook o síguenos en Twitter para intercambiar experiencias en torno al mundo de la seguridad. Si deseas recibir nuestro boletín semanal de seguridad en tu correo electrónico, suscríbete en la siguiente aplicación:

Dejar un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *